Resulta paradójico entender a los políticos de ayer y hoy, lo que criticaron tanto los de hoy y ayer, se convirtió en aplicar el mismo estilo, pues hasta lo malo se puede mejorar para hacerlo más malo.

Si aplicamos la lógica real, y si una encuesta define una elección, surgen por obvias razones muchas interrogantes, por ejemplo, el gasto desmedido en publicidad, las prerrogativas más grandes de toda la historia, la intervención recurrente de la autoridad oficial para cobijar a su candidata, entre otros tantos cuestionamientos.

Basta recordar la historia para poder ubicarnos en tiempo real, ayer; se cuestionaba y se señalaba al poder en turno, por utilizar las llamadas encuestas de salida, que permitían desalentar al electorado que ya de por sí la costumbre del mexicano ha sido, en cuestiones electorales, irresponsable sumado el marasmo de la gente, permitieron al viejo régimen durar más de 70 años.

Y esto, no ha cambiado, es exactamente lo mismo.

Utilizar las encuestas como herramienta útil para engañar y desalentar al electorado, puede ser el arma del futuro políticamente hablando.

El partido oficialista a través de su vocero principal el presidente Andrés Manuel López Obrador, sigue utilizando esa vieja práctica, que, hasta el momento, le han dado matices para poder adornar malas intenciones.

No cabe duda que lo malo también se puede perfeccionar, y no hablo de erradicar lo malo, sino; lograr perfeccionar lo malo para que funcione mal obviamente, pero de una mejor manera y lograr el objetivo.

Resulta inverosímil, cómo se satanizaban aquellas encuestas, que realizaba el viejo régimen el día de la elección, esto era un descaro abierto, entonces; hubo que “mejorar las formas” haciendo encuestas previo a las elecciones.

Durante este sexenio, el tema principal para definir un posible triunfo o derrota, se hace mediante encuestas, encuestas que resultan ser un auténtico fraude, pero que le es útil al partido oficial en el poder.

Es muy fácil de entender, que una encuesta en México, sirve para dos cosas, engañar y desanimar.

Y eso es lo que precisamente hacía el viejo régimen, y vaya que le funcionó durante siete décadas.

Pero resulta que el partido oficial en el poder, está utilizando exactamente esa práctica, que hasta el momento tiene engañados a muchos, ya otros tantos desalentados, los engañados piensan que es real y es cierto y entonces, de una forma infantil e irresponsable, argumentan que tienen que apostarle al ganador, como si esto fuese un juego.

El desalentado, opta por no acudir a las urnas, con el argumento de: para qué al cabo ya ganó o ya perdió.

Aquí lo peligroso de las encuestas, y es aquí donde la encuesta real, la hace el ciudadano, emitiendo su voto el próximo día 2 de junio, y a eso le tiene miedo el gobierno y el partido oficial en el poder, puesto que ellos saben perfectamente que el manejo de sus encuestas son tan falsas como un billete de siete pesos, por eso; llevan más de 5 años contando la misma mentira apoyándose en las encuestas de popularidad para no solo engañar, sino desalentar al electorado, hacer uso del voto duro con sinónimo de beneficiarios de programas sociales, y así poder mantener el poder por el poder.

No haga caso de las encuestas, acuda a votar, a estas alturas del juego, seguramente ya tomamos la decisión, y la decisión se centra, en dos opciones: la mentira y su continuidad o acciones para reconstruir un país en ruinas.